Hoy voy a hablarles sobre una película que me gusta mucho y que analizo desde diferentes perspectivas cada vez que la veo; este peliculón fue dirigido por Sofia Coppola en el 2003 y que tiene como protagonistas a Bill Murray en el personaje de Bob Harris y a Scarlett Johansson como Charlotte. (Sí, otra vez Scarlett, aunque me cae tan mal sigue cruzándose en mi camino. Ni hablar).
Empezando por el título de la película, nos damos cuenta de que hay un conflicto, la traducción literal sería “Perdidos en la Traducción”, claro que no sonaba muy comercial ni llamativo, pero finalmente es lo mismo, es obvio que si están dos norteamericanos en Tokio, que no hablan japonés , van a tener problemas de comunicación y traducción.
En pocas palabras, la película se trata de un actor de mediana edad que va a realizar una campaña publicitaria en Tokio aprovechando la poca fama que le queda y de una mujer cuyo esposo es un fotógrafo que está por todo Japón trabajando y la deja sola por unos días. Después de varios encuentros, Bob y Charlotte van formando una relación y una amistad, ya que de alguna forma tienen muchas cosas en común y se comprenden mutuamente.
Como ya mencioné, Bob llega a hacer una campaña publicitaria para una marca de whisky. Desde que Bob llega al aeropuerto de Tokio podemos ver su encuentro con una cultura desconocida y como esto le va afectando. Todos los letreros y señalizaciones están en japonés, toda la ambientación visual nos hacen sentir, incluso a los espectadores, como extraños en un lugar desconocido.
La primera escena que quiero destacar, es una en la que Bob se encuentra con el director de la sesión publicitaria y al ver que no estaba entendiendo, llaman a un traductor simultáneo que le ayudará a comunicarse. El director le habla directamente a Bob, como si el intérprete no estuviera, lo cual es normal, ya que los traductores simultáneos únicamente transmite el mensaje, efectivamente, como si no se estuviera ahí. Pero Bob empieza a tener problemas cuando el director habla y habla durante un buen rato y el intérprete le dice una frase corta, a lo cual Bob, obviamente responde con desconcierto, ya que no puede creer que eso es lo único que dijo el director, siente que el intérprete no está comunicando el mensaje completo; pobre Bob, se desespera, pero a la vez actúa con ironía durante esta escena. Nos describe perfectamente este conflicto de traducción, esta ansiedad que sentimos al no estar en una cultura familiar, somos “globales” en un entorno “local” y esto puede volver loco a cualquiera.
La segunda escena que quiero resaltar es una en donde Bob se comunica con el fotógrafo que más o menos habla en inglés, pero que al tener un mal conocimiento del idioma, le dice las cosas mal, sus restricciones gramaticales hacen que sus frases tengan un sentido completamente opuesto, con lo que Bob termina jugando y retoma su actitud irónica, pero afectando completamente la sesión fotográfica, no existe un canal preciso de comunicación y cada quien asume lo que el otro está queriendo decir, haciéndonos reflexionar sobre la importancia de la traducción como un medio de comunicación, y más para una situación laboral como en la que se encuentra Bob.
A lo largo de la película podemos ver estas barreras, dificultades y malentendidos que nos hacen sentir tan Perdidos en Tokio como a los mismos personajes.